El resumen
El resumen consiste básicamente en la reducción a términos breves y concisos
de lo esencial de un asunto o materia. La capacidad de resumir va ligada, por
lo tanto, a la capacidad de comprender con precisión lo que se considera
esencial. En cuanto tal, es el paso previo a todo análisis y comentario de
texto, por cuanto nos garantiza que hemos comprendido con exactitud lo esencial
de aquello que tenemos, posteriormente, que analizar o comentar.
1) Lo que no es un resumen
1. Un resumen no es un esquema, ni un conjunto de notas
ordenadas, sino una abreviación del texto original que debe presentarse con una
redacción clara, lógica y bien encadenada.
2. Tampoco es un mosaico, es decir, una colección de
fragmentos arrancados del texto: se trata, más bien, de asumir el pensamiento
del autor y expresarlo uno mismo como si fuera el autor. No obstante, siempre
que sea necesario, podrá reproducirse literalmente cualquier frase o fragmento
colocándola entre comillas. (En los textos breves, lógicamente, puede llegar a
ser realmente complicado evitar reproducir literalmente frases del texto).
3. El resumen tampoco es una reducción mecánica
proporcional, es decir, un conjunto de "sub-resúmenes"
correspondiendo cada uno de ellos a una de las partes en las que se puede
dividir el texto original. Se trata de destacar lo esencial, por lo que se ha
de evitar colocar al mismo nivel lo que en el texto es accesorio o secundario.
4. Un resumen tampoco es un comentario, por lo que ha de
evitarse expresar en él la opinión que nos merezca el texto. Se trata de ser
fiel al significado del texto, de someterse completamente, por un tiempo, al
pensamiento del autor. Toda objeción o crítica , así como todo signo de
admiración por el autor o el texto, deben ser evitados en el resumen de un
texto.
5. Un resumen no es un análisis, es decir, una explicación
del pensamiento del autor y de sus afirmaciones, acompañada de introducciones y
expresiones explicativas ("El autor cree...", "según
X..."), sino una simple sustitución en cuanto a la extensión del texto.
Por ello, mientras en el análisis hablamos en nombre propio, en el resumen
tomamos el lugar del autor.
El resumen debe ser claro y bien redactado. Puede ocurrir que tengamos que
resumir un texto literariamente defectuoso, aunque plagado de excelentes ideas.
En ese caso debemos evitar contagiarnos de los defectos del texto utilizando un
castellano oscuro e incorrecto.
2) Cómo resumir
- 1.-Leer el texto tantas
veces como sea necesario.
- 2.-Repensar el texto y
"medirnos" con él, hasta estar seguros de haberlo comprendido.
- 3.-Discernir la importancia
de cada elemento.
- 4.-Elegir qué elementos
debemos sacrificar y cuáles destacar.
- 5.-Expresar, por último, lo
que hemos comprendido.
Cuestiones prácticas
1. Hemos de plantearnos preguntas elementales en torno al
texto:
- A) ¿De qué se trata? ¿De
qué trata exactamente ?
- B) ¿Por qué se ha escrito?
¿Qué quiere explicarme el autor?
- C) ¿Qué pone de relieve?
¿En qué insiste?
2. Ya que el resumen no es un procedimiento mecánico
requiere la presencia permanente de la imaginación y la inteligencia.
3. Subrayar desde la primera lectura palabras y expresiones
consideradas importantes, así como establecer divisiones en el texto o enlaces
entre sus partes es negativo. Si tales notas precipitadas fueran erróneas, lo
que es muy probable, nos ocultarían el sentido del texto en ulteriores
lecturas.
4. Es más efectivo y seguro leer antes el texto dos o tres
veces con atención, sin subrayar ni anotar nada.
5. A continuación, sin volver a mirar el texto, reflexionar
sobre el mismo, intentando expresar su idea central, su punto de partida, su
encadenamiento lógico... escribiendo todo ello, si es necesario, en un papel
distinto del que vamos a utilizar.
6. Proceder a una nueva lectura del texto subrayando, en
este caso, más que las ideas centrales (que ya hemos asimilado y no se nos
olvidarán) aquellas ideas importantes que no deben ser excluidas del resumen,
pero procurando no subrayar frases enteras, a menos que lo consideremos
indispensable, en cuyo caso debemos ponerlas entre comillas y subrayarlas.
7. Si el texto es largo podemos realizar un esquema del
mismo en un papel aparte, pero no sobre el mismo texto; hemos de recalcar la
división y encadenamiento de sus partes.
8. Si el texto es corto podemos iniciar la redacción del
resumen directamente. Ellos planteará problemas, sin duda, que deberemos
resolver en el curso de la redacción misma.
9. Hay que respetar la extensión máxima del resumen según
las instrucciones recibidas (resumir a un 1/4, 1/16..., o resumir en 10, 15
líneas; como norma se toma como referencia aceptable la variación de un +/-
10%).
Recordemos, por último, que uno de los sentidos pedagógicos del resumen de
un texto es habituarnos a comprender exactamente el pensamiento de otra
persona.
El análisis
El análisis de un texto filosófico
El análisis, según la definición que podemos encontrar en cualquier
diccionario, consiste básicamente en "la distinción y separación de las
partes de un todo hasta llegar a conocer sus principios o elementos." El
análisis filosófico se atiene, por lo tanto, a dicha definición, consistiendo
básicamente en dicha operación; pero hay una característica que ha constituido
desde siempre una de las partes fundamentales de todo análisis filosófico: el
conocimiento de la estructura argumentativa del texto objeto de análisis.
A diferencia del resumen, que consiste básicamente en transmitir
abreviadamente el contenido esencial de un texto, el análisis consistirá en
explicar dicho texto. Es decir, básicamente, en explicar su significado y su
estructura argumentativa (lo que se dice y cómo se dice). El análisis no es
todavía un comentario de texto sino, junto con el resumen, el paso previo a
todo comentario de texto (o una parte del comentario de texto, según la escuela
metodológica que se siga).
1) Analizar es, pues, explicar los contenidos de un texto,
es decir, las ideas y conceptos que en él se expresan; y también explicar las
relaciones que existen entre esas ideas, conceptos, es decir, explicar su
estructura argumentativa.
2) En primer lugar hemos de fijar el sentido del texto, lo
que podemos hacer apoyándonos en la técnica del resumen, hasta estar seguros de
lo que el autor nos quiere transmitir. Hemos de distinguir lo esencial de lo
secundario; y ser capaces de discernir las razones en las que se apoya para
afirmar lo esencial del texto. Esta distinción nos orienta, por supuesto,
respecto a la estructura argumentativa del texto.
3) En el análisis hemos de dejar clara la distinción entre
las partes del texto, explicando su significado y su papel en la argumentación
de conjunto, dando las referencias precisas de las líneas en que se encuentran
y añadiendo todas las observaciones que consideremos necesarias para aclarar
tanto su significado como el papel que juegan en el conjunto.
4) La estructura lógica de un texto, su estructura
argumentativa, no tiene por qué coincidir con su presentación literaria. Ésta
responde a la presentación de una idea o de un conjunto de ideas, pero puede
que nos confunda sobre su estructura lógica: la estructura lógica es un
"todo" en el que, partiendo de determinadas premisas, y por lo
general a través de un razonamiento intermedio, se llega a una determinada
conclusión. La recursos retóricos y literarios pueden hacer que sea conveniente
presentar de modos muy diversos los elementos de la argumentación.
Cuestiones prácticas
A) Para realizar un análisis debemos comenzar la lectura
del texto buscando el significado y la estructura lógica del mismo. Por lo que
respecta a la estructura, hemos de prestar atención a los párrafos en que se
divide el texto, así como a los signos de puntuación y a todas aquellas partes
del lenguaje -conjunciones, adverbios...- que ponen en relación las distintas
partes del texto. Hemos de atender igualmente a todas las expresiones utilizadas
por el autor para fijar el orden y la importancia de los contenidos, así como
la naturaleza propia de su discurso.
B) Hay que releer el texto tantas veces como sea necesario
hasta estar completamente seguros de haber determinado su sentido y estructura.
C) Al tiempo que hacemos este trabajo podemos ir anotando
todas las sugerencias que se nos vayan ocurriendo: aunque la mayoría no vayan a
resultar fructíferas siempre habrá algunas que podrán sernos útiles, ya para
fijar el sentido del texto o su estructura, ya para un posible y ulterior
comentario (si el análisis que estamos realizando forma parte de un comentario
de texto).
D) Resumir el texto nos permite, por supuesto, comprobar el
grado de comprensión del mismo que hemos alcanzado.
E) Hemos de dar todas las explicaciones que consideremos
necesarias para fijar con precisión el significado del texto y su estructura
argumentativa.
F) Como se ha dicho más arriba, prestar atención a los
términos en los que se expresan las distintas transiciones lógicas es fundamental
para obtener rápidamente la comprensión de la estructura lógica. A continuación
presentamos aquellas expresiones más comúnmente utilizadas relacionadas con su
valor lógico:
- 1) La
expresión de la continuidad lógica entre dos proposiciones.
- — Para recalcar la identidad
o equivalencia: es decir, o sea, en otras palabras, en una palabra,
brevemente, en resumen, del mismo modo, lo mismo ocurre, así, así como,
como, etc.
- — Para recalcar el fin:
por esto, por ello, a fin de que, con este fin, en esta perspectiva, en
vistas a, etc.
- — Para recalcar la causa:
a causa de, por este motivo, por el hecho, lo que hace que, etc.
- — Para recalcar la
consecuencia: pues, de ahí, de donde, en consecuencia, por consiguiente,
por lo que, por lo tanto, etc.
- — Para recalcar la simultaneidad
o implicación lógica: al mismo tiempo, correlativamente,
por lo mismo, teniendo en cuenta el hecho, etc.
- — Para recalcar la
idea de medida o proporción: en tanto que, tanto como,
tanto más que, etc.
- 2) La
expresión de la divergencia lógica entre dos proposiciones.
- — De carácter concesivo:
bien que, aunque, a pesar de, de todos modos, sea como fuere, etc.
- — De carácter restrictivo:
al menos, por lo menos, cuando menos, todavía menos, aún menos, solo,
solamente, etc.
- — De oposición:
pero, por contra, al contrario, por el contrario, a la inversa, no
obstante, sin embargo, etc.
- — De elección:
sea... sea, bien... bien, o... o, o bien... o bien, etc.
El comentario de texto
¿Qué significa comentar un texto?
1. Comentar un texto no significa parafrasearlo, es decir,
repetir exactamente lo mismo que dice el texto pero con otras palabras. Y
tampoco limitarse a explicar el significado de las ideas del texto, ya que eso
forma parte del análisis y no del comentario de texto propiamente dicho que, en
tal caso, quedaría reducido a un análisis.
2. Prestad atención, sin embargo, a la siguiente
consideración: si el análisis debe formar parte o no del ejercicio conocido
como comentario de texto ha sido y es objeto de discusión y debate; por
supuesto que no se puede comentar un texto sin haberlo analizado previamente,
pero ello no quiere decir que necesariamente el análisis deba plasmarse como
tal en el ejercicio llamado comentario, o que deba ser una parte del
comentario. Mayoritariamente se tiende a considerar que el análisis debe ser
una parte del comentario, pero estad atentos a las exigencias de vuestros
profesores en cuanto a la necesidad o no de incluirlo como tal en el ejercicio
(ya hemos visto en otra página que el análisis es un ejercicio con entidad propia).
Aquí consideraremos que el análisis del texto debe formar parte del ejercicio
que llamamos comentario de texto.
3. El comentario de un texto filosófico consiste en la
emisión de un juicio o consideración sobre el lugar que ocupan las ideas
defendidas en el texto en el conjunto del conocimiento, y en la exposición de
nuestro punto de vista al respecto (no confundáis esto con lo que vosotros
llamáis "opinión personal"). Esto quiere decir que comentar es, ante
todo, relacionar. Relacionar las ideas del texto con nuestros conocimientos. Y
relacionar las ideas del texto con nuestras propias ideas sobre el tema.
4. Para ello habremos de determinar, mediante el análisis,
las ideas principales y las secundarias, así como la relación existente entre
ellas y el significado conceptual o terminológico, así como la presentación del
contexto del fragmento que tenemos que comentar. Además, y aquí comienza
propiamente el comentario, hemos de buscar la relación de esas ideas con
nuestros conocimientos, pues es a partir de estas relaciones como podremos
emitir ese juicio o consideración en que consiste el comentario. A este
respecto es útil dejar que fluyan las asociaciones de ideas en nuestra mente y,
para facilitar esta actividad, plantearse algunas preguntas como las siguientes:
¿A qué escuela filosófica pertenece el autor, a cuál se opone? ¿Es un
innovador? ¿Qué pretende el autor con sus afirmaciones? ¿En qué contexto se
producen? ¿Qué significado le podemos atribuir?¿Qué intención tienen sus
palabras? ¿Es correcto todo lo que afirma el autor?. Si creemos que no, debemos
aportar nuestra crítica, que debe comprender datos y soluciones. (Por ejemplo:
a) si hay errores en el texto debemos aportar los datos correctos; b) si hay
afirmaciones gratuitas debemos explicar por qué consideramos que lo son; c) si
encontramos falsas interpretaciones, de datos o de pensamientos de otro autor,
debemos exponer los datos correctos. Etcétera).
5. El comentario debe presentarse como un ejercicio que
consta de tres partes relacionadas entre sí, formando un todo ordenado y
coherente: introducción, desarrollo y conclusión. En la introducción, que ha de
ser breve y proporcional a la extensión total del ejercicio, se plantean los
problemas tratados en el desarrollo del ejercicio y que conducen a la
conclusión. En el desarrollo, la parte más extensa del ejercicio, se exponen
los resultados del análisis (si debe figurar en el ejercicio) y el comentario
propiamente dicho. En la conclusión, que ha de ser breve, se valoran los
resultados a que conduce el comentario.
Partes del
comentario y características correspondientes
|
Parte del
ejercicio
|
Contenidos que
desarrolla
|
Introducción
|
Elaborada en función del desarrollo y la conclusión
|
Desarrollo
|
Cuerpo del ejercicio con:
a) análisis
b)comentario propiamente dicho
|
Conclusión
|
Valoración de lo obtenido en el desarrollo
|
Pautas de trabajo.
Para elaborar el ejercicio suele resultar útil seguir las siguientes pautas:
1. Preparativos
Numerar el texto. Lo habitual es cada 5 líneas. Esto nos permite localizar cualquier
frase con rapidez y citar con precisión, lo que nos evita pérdidas innecesarias
de tiempo, posteriormente.
Disponer de folios para utilizarlos como borrador. Asegurarse de disponer de
todo lo necesario para la realización del trabajo.
2. Lecturas, anotaciones y análisis
Leer el texto varias veces, hasta estar seguros de haberlo comprendido.
Podemos hacer un brevísimo resumen del mismo (la idea central nunca debe estar
ausente del mismo; en el resumen se trata simplemente de abreviar el texto, recoger
lo esencial) .
Anotar, en el borrador, todas las ideas que se nos ocurran en las sucesivas
lecturas del texto, aunque inicialmente parezcan no tener nada que ver con él o
con nuestro propósito.
Analizar el texto, (¿cómo?
ver el análisis),
anotando en el borrador todas las ideas que se nos sigan ocurriendo, de forma
que podamos recuperarlas posteriormente si las creemos útiles.
3. Plan para la elaboración de comentario
Más tiempo nos llevará seleccionar y ordenar las ideas del borrador y hacer
un plan para la elaboración del comentario. Es la parte central del ejercicio:
de qué vamos a hablar, qué posición defenderemos, qué criticaremos, en qué
orden, con qué extensión cada parte, etcétera. Una vez hecho esto tendremos
clara la conclusión que se impone. Conociendo el desarrollo y la conclusión
estaremos en condiciones entonces de preparar una buena introducción.
4. Desarrollar el comentario según el plan fijado
Por último, comenzaremos el desarrollo del ejercicio siempre según el plan
de trabajo que nos hemos trazado.
La disertación filosófica
1. La disertación es una de las formas más habituales de
realizar exámenes en filosofía y suele asimilarse a lo que más coloquialmente
llamamos desarrollo de un tema. El tema sobre el que se realiza este ejercicio
puede ser alguno de los más conocidos que se ha planteado la filosofía a lo
largo de los tiempos, como la libertad, por ejemplo, o puede limitarse a la
explicación de tal o cual teoría de cualquier filósofo, como sería la
disertación sobre la teoría del conocimiento en Platón, por ejemplo. Cada una
de estas opciones tiene sus propias variantes, por supuesto; pero nosotros
vamos a comenzar por lo que sería la estructura básica de la disertación, que
hemos de considerar común a los dos casos citados. (Claro que lo común, como
veremos a continuación, suele resultar demasiado general y, con frecuencia,
demasiado evidente).
2. La disertación se suele dividir en tres partes
claramente diferenciadas: la introducción, el desarrollo propiamente dicho, y
la conclusión. Sobre la introducción y el desarrollo es válido lo que se ha
explicado para el comentario. La introducción ha de ser proporcional a la
extensión del ejercicio, pero partiendo siempre del principio de su necesaria
brevedad; su objeto es situar al lector en el terreno adecuado para la mejor
comprensión y valoración de lo que decimos a continuación. No se ha de
anticipar, pues, nada que no sea estrictamente necesario para dicho fin. En
virtud de esa relación, es fácil comprender que no podremos hacer una
introducción adecuada sin saber lo que vamos a decir, por lo que la
introducción, pese a ser lo primero que va a ser leído por el corrector es,
realmente, lo último en lo que nosotros debemos pensar (de dónde se sigue,
espero que se vea esto con claridad, que necesariamente hemos de elborar al
menos un guión previo de nuestro trabajo, lo que requiere utilizar una hoja
como borrador).
3. Ya que se supone que conocemos el tema sobre el que
hemos de disertar es de esperar que tengamos claras las ideas fundamentales que
podemos utilizar. Se trata de seleccionarlas adecuadamente, ordenarlas, buscar
otras ideas adicionales que puedan mejorar la comprensión de lo que queremos
decir y elaborar con todo ello un discurso coherente en el que se supone que
defendemos determinado punto de vista. En esto consistirá la parte central del
ejercicio, el desarrollo propiamente dicho, sobre el que espero poder
ofreceros, más adelante, algunas observaciones significativas. La conclusión
tiene que presentarse como una consecuencia directa del desarrollo que hemos
planteado, por lo que conviene, antes de ordenar los contenidos del desarrollo,
tener muy claro a qué conclusión queremos llegar. Por paradójico que parezca,
pues, la conclusión, que es lo último que leerá el corrector, es lo primero que
tenemos que tener claro al iniciar el ejercicio. El orden de la reflexión
sería, pues, el siguiente (sobre el tema de la disertación):
- 1) Qué posición defenderé
sobre ese tema. (Conclusión).
- 2) Qué contenidos,
argumentos, puedo utilizar para defender dicha opinión, y en qué orden.
(Desarrollo).
- 3) Cómo situar al lector
para una mejor comprensión del asunto que trato. (Introducción).
El orden de la exposición sería, por supuesto, el inverso, al igual que en
el comentario:
Partes de la
disertación y características correspondientes
|
Parte del
ejercicio
|
Contenidos que
desarrolla
|
Introducción
|
Elaborada en función del desarrollo y la conclusión.
|
Desarrollo
|
Cuerpo del ejercicio con el desarrollo de los argumentos que me permiten
defender la conclusión.
|
Conclusión
|
Breve exposición y valoración de la tesis defendida.
|