CÉSAR DÁVILA ANDRADE
Carta de la ternura distante
Estoy solo. La niñez vuelve a veces
con sus blancos cuadernos de ternura.
Oigo entonces el ruido del molino
y siento el peso de los días caer desde la torre de la iglesia con un sonido de aves de ceniza.
Pienso qué harás ahora frente al camino blanco
por el que cierto día pasó mi soledad.
¿En dónde estás? ¿Qué haces?
¿Bajas aún al pueblo los domingos?
¿Y a la feria de rosas de castilla?
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